«Las principales operadoras de telefonía móvil (Movistar, Vodafone y Orange) podrían ser sancionadas con el 10% de su facturación por pactar la subida de las tarifas de interconexión, una estrategia con la que habrían pretendido recuperar las pérdidas por las ganancias del redondeo...» —sirva el juego de palabras—.
A ver si es verdad que alguien nos defiende.

El 22 de mayo pasado, llamé a Orange Móviles para solicitar una portabilidad (un traslado de mi número, contratado con otro operador). Me adjudicaron el número de solicitud 220507TM46795, informándome de que recibiría una documentación que debería rellenar con mis datos (bancarios, personales, y eso…), y que transcurridos unos días, vendría a recoger un mensajero.
¡Qué bien! Todo eran facilidades y comodidades.

Pasaron los días y el mensajero no llegó.
Llamé no menos de una docena veces en tres semanas, para indicar que seguía esperando al mensajero… «…que no me preocupara; no habría podido. Ya pasaría.»

Un mes más tarde —el mensajero nunca vino—, recibí un mensaje en el móvil: «Tu pedido se ha cancelado. Llama al 900…». Así. Fríamente. Sin una llamada para esclarecer qué había pasado. Y eso que Orange es un operador de telefonía.

Nueva llamada de reclamación, para que me informaran que al no haber recibido la documentación firmada, la solicitud había sido anulada.
Cara de pasmo. O sea, que me quedé a cuadros.

El 30 de Julio, recibí una llamada de Orange preguntándome si seguía interesado en la portabilidad…
Mi respuesta: «Si Orange fuera la única operadora de telefonía móvil, yo me comunicaría con señales de humo».

Ahí queda la queja… Por si sirve de algo —que va a ser que no—.

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