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Del naranja Orange al naranja Jazztel (muchas ventajas en el cambio)

Inevitablemente, llegar a un día como este siempre me hace pensar si veré el siguiente, tal es la incertidumbre de lo que está por llegar; pero lejos de sentir cualquier inquietud, me aferro a la tranquilidad que normalmente circula por mi sangre y que es fruto de las experiencias vividas.

Alcanzada esa edad en la que me preocupo más por mi ‘corto’ futuro que por el aún ‘más corto’ pasado, ¡tan rápido se volatilizó!, parece que soy menos dado a perder el tiempo en banalidades.

Y aquí estamos de nuevo, tú y yo, insuflándonos esa alegría de vivir que nunca fue tan intensa, ni tan sincera, mientras conversamos de esto y de aquello, de lo otro y de lo de más allá.

Has tenido tiempo de relatarme lo bien que lo pasaste el mes pasado en el parque, jugando con los niños y niñas que, me cuentas, terminaron aceptándote como parte de ellos, sin extrañezas ni recelos. Los padres también se tranquilizaron, me dices. Fuiste feliz, lo puedo leer en tu mirada, que emite chispitas bailarinas por la alegría.

Estás repasando el diario y, sin dejar de hacerlo, me haces una pregunta que, desde luego, ‘no estaba en el guion’.

—¿Qué te pasa con Orange?

—¡Oh! Un asunto que junto a otros muchos que coronan la indignación de los usuarios de telefonía, o sea, todos, no tendrá solución, por supuesto. ¿Cómo lo sabes?

—Yo también sigo a @pascuapuntocom ¿te suena?

—Claro que sí; es mi cuenta de Twitter.

—Pues ahí es donde he sabido de ese contencioso que imagino te tiene bastante enfadado. ¿Qué ha pasado?

—Contraté con Orange hace ya unos cuantos años la línea ADSL. El año pasado, en junio, hice un cambio con ellos mismos a la modalidad Canguro 45, que me ofrecía unas mejores ventajas.

—¿Ganaste mucho con el cambio?

—¡Bueno! Lo cierto es que, en cuanto a los móviles, sí obtuve ventajas muy interesantes, como la tarifa plana a 150 números distintos con llamadas ilimitadas, 1.000 SMS gratuitos y 1 GB de datos a ‘máxima velocidad’ gratuitos también, cada mes.

—Entonces, ¿ventajas solamente en los móviles?

—Hasta ese momento, aunque el ADSL ya lo tenía contratado con ellos, como te decía, la línea seguía perteneciendo a Telefónica, que me pasaba cada mes una factura de unos 24 euros aproximadamente, céntimo arriba, céntimo abajo.

—Y supongo que sería un engorro tener que pagar esa factura cada mes…

—¡Claro! Por eso, cuando Orange me propuso pasarme a la tarifa Canguro 45 no me lo pensé demasiado, porque al final, me salía más barato y evitaba la doble facturación. Sin embargo, había un condicionante: tenía que contratar con ellos una línea móvil, que incrementaba la factura en 30 euros más IVA. Le di unas vueltas a la idea y me pareció que no estaría mal, puesto que las llamadas que habitualmente tenía que hacer a móviles estarían cubiertas por la tarifa plana.

—¿Y con el cambio de tarifa mejoró también el ADSL?

—¡Eso habría estado bien, porque era el verdadero propósito del cambio! La oferta era ADSL ‘a máxima velocidad hasta 20 MB’. Yo tenía por entonces unos 3 MB, así que pregunté a la comercial qué velocidad obtendría a partir de entonces. Me dijo que haría unas comprobaciones y tras ellas me confirmó que no llegaría a los 20 MB, pero que me quedaría en unos 14 o 15 MB; bastante más que lo que tenía.

—Barrunto que las cosas no fueron así…

—¡Ni mucho menos! En el mejor de los casos y durante fracciones de tiempo no muy prolongadas, la velocidad vertiginosa que pude disfrutar fue de 5 MB, pero en la mayor parte del tiempo no llegaba ni a los 4 MB.

—Creo que puedo imaginarte…

—No te aproximarías a la realidad ni en sueños. Pretendía una mejora en la velocidad del ADSL y estaba casi como al principio. Llamé al servicio técnico y les expliqué lo que pasaba con esa ‘máxima velocidad’ y me explicaron, tras hacer la comprobación correspondiente, que dada mi lejanía respecta a la central telefónica más cercana, eso era lo normal.

—Pero esa prueba también la hizo la comercial que te hizo el contrato de cambio, ¿no? ¡Ergo te engañó!

—De la manera más vil y desvergonzada. Siempre que hablo con un comercial de una empresa como esta, pienso por dónde me va a colar el engaño. Me enciendo como una tea cuando pienso en la burla descarada de que somos objeto los ciudadanos por parte de las compañías de telefonía. Los políticos nos atracan siempre que pueden (ahí tienes la ‘Trama Púnica’): bien de forma legal, bien en forma solapada; parece que los jueces se ocupan de oficio luego de ellos, pero solo cuando las cifras son escandalosas y siempre que se enteren, claro, ¿pero quién defiende, también de oficio, a los ciudadanos contra este latrocinio de que somos objeto día sí, día también?

—Entiendo de lo que hablas, porque presentar una denuncia para reclamar 100 o 150 euros, al final te sale más caro.

—Que se lo digan a las miles de comunidades de propietarios que no pueden reclamar a los morosos por cantidades todavía mayores. ¡Imagínate si la cifra es de 11 euros + IVA!

—Y volviendo a lo de tu contencioso con Orange en Twitter…

—Bien. Te dije que cuando cambié a la tarifa Canguro 45 con Orange, estaba obligado a contratar también una línea móvil por 30 euros + IVA, que se pagaban aparte, claro está. Al cabo de un mes o así, me informaron de que si contrataba una línea móvil adicional, me resultaría mucho más ventajoso puesto que el coste de esta nueva línea, con las mismas ventajas que la primera, no sería de 30 euros como la primera, sino de 19 euros.

—Y no te lo pensaste dos veces, claro…

—Claro que no. Durante unos meses estaba encantado con el asunto de los móviles, pero seguía padeciendo día a día la insufrible ‘máxima velocidad’ prometida en el ADSL y, como quiera que en los últimos meses habían desplegado la fibra óptica en mi edificio, cuando a finales de septiembre recibí una oferta de Jazztel para cambiarme, tampoco lo pensé dos veces.

—¿En qué consistía la oferta?

—Pues me hacían el despliegue de la fibra dentro de mi vivienda, la conectaban y me dejaban el router gratis, junto con dos meses de prueba gratuita, para que si a su término no me resultaba interesante, tuviera tiempo de cambiar sin coste alguno por su parte.

—¡Vaya! ¿Y qué ha pasado desde entonces con la ‘máxima velocidad’?

—Pues que la de Orange ha pasado a peor vida, en beneficio de esta otra que sí es de máxima velocidad. Entre fibra y móviles, pago ahora a Jazztel 7,76 euros menos en comparación con lo que pagaba a Orange.

—Y además te llevas una velocidad de auténtico bólido… ¿Te pillará el radar?

—No creo que le dé tiempo; son 200/200 MB.

—¿Reales?

—No; al final me quedan unos 196/195 MB, carga/descarga. Supongo que es lo normal, porque Windows y otros controladores están conectándose casi permanentemente, y eso hace que ‘se pierda’ una pizca de ancho de banda.

—¡Caray! El radar no te coge, fijo.

—Tampoco quiero olvidarme del WiFi, que se queda en unos 86/87 MB (carga/descarga), aunque mejor no te hablo del WiFi de Orange, porque en la comparación proporcional, quedaría de pena, y eso, sin contar las veces que no funcionaba o se ‘colgaba’ el router, el famoso Livebox 2.1, cosa que hacía que además me quedara sin telefonía fija, ya que los teléfonos van conectados a él. Entonces, vuelta al calvario de llamar al 1470, «Páseme con el servicio técnico», «¿Qué desea del servicio técnico?», «Que me resuelva una avería», «¿Qué avería?», «El ADSL no va, el WiFi no va, el teléfono fijo no va», «¿Ha reiniciado el router?», «Sí, lo he reiniciado y también lo he apagado y encendido, y apagado y encendido el ordenador», «¿Cómo ha reiniciado el router?»… «¡OIGA!, ¿los técnicos están de servicio hoy o se han tomado vacaciones? ¿Por favor, quiere pasarme con uno de una p*** vez para que me resuelva el problema por el que les pago, ya que Vd. no parece que esté cualificada para hacerlo?», «No se retire; enseguida le paso. Luego le transferiremos con una encuesta para que valore mi atención», «¿Todavía no sabe cómo voy a puntuarle en la encuesta?», «No se retire, por favor, enseguida le paso. Que tenga un magnífico día», «Pues la verdad es que no está siendo muy bueno»…

—¡Ja, ja, ja!… Has hecho una radiografía totalmente exacta.

—Luego venía la parafernalia del servicio técnico, idéntica a la de la operadora inicial, que tras hacerme apagar, encender y resetear el router, terminaba diciéndome que no veía el motivo de la avería pero que abría una incidencia. Tras haber perdido en alguna ocasión hasta 45 minutos entre esperas insufribles con la dichosa musiquilla en la oreja, con las preguntas absurdas y las operaciones que no servían de nada, colgaba el teléfono sin que se hubiera corregido el fallo, que se solventaba ‘misteriosamente’ dos o tres minutos después. Al cabo de una semana o poco más, vuelta a empezar; no veían el fallo, pero se resolvía en cuanto hablaba con ellos. No te digo hasta dónde estaba ya de Orange, del router, del ADSL, del WiFi y del dios que los menea a todos.

—Afortunadamente esos son ya problemas del pasado, por lo que me estás contando…

—La verdad es que estoy muy contento y muy tranquilo con el servicio de Jazztel; ahora se pueden conectar varios dispositivos a la vez e incluso ver la televisión o vídeos online sin que se congelen y sin merma en la calidad. Y debo decir que también he ganado en el trato personal, en las pocas veces que he tenido que llamarles, nunca por problemas de tipo técnico achacables a ellos, sino a mi ignorancia supina, me han atendido con respeto y profesionalidad, cosas de las que Orange tiene mucho que aprender; el router no se ‘cuelga’, las conexiones no se cortan y no hay merma en la velocidad. ¡En fin! Ya sé que cada cual habla de la feria según le ha ido, pero como te lo cuento es como lo vivo día tras día.

—Vamos, que estás encantado de la vida…

—¡Ya te digo!

—¿Pero me contarás al fin lo que he leído en Twitter?

—¡Claro que lo haré! Pero tenía que ponerlo todo en contexto… Y te contaré también algo que no has leído en Twitter.

—Empieza primero por eso último.

—Como ya sabes, antes de proceder a efectuar una portabilidad a tu nuevo operador, el actual te hace una llamada para preguntarte por qué te marchas y para tratar de evitarlo ofreciéndote algunas mejoras, como un móvil de regalo, mejor precio, etc.

—Es razonable y entiendo que una buena práctica.

—Coincido contigo. Yo recibí en esta ocasión dos llamadas: la primera, cuando se iba a cancelar la línea ADSL por causa de la fibra óptica, y la segunda, cuando se iban a portar las dos líneas móviles. De esta segunda llamada, nada que objetar; la comercial fue correcta, intentó convencerme para que no me fuera, pero al final reconoció que no podía mejorar el precio de las tarifas móviles, cuando tras intentar regalarme un móvil le respondí que ya tenía uno y lo que en verdad me interesaba era disfrutar de unas buenas cuotas mensuales, puesto que el servicio de telefonía iba a ser el mismo. Es verdad que Jazztel no incluye los 1.000 SMS gratuitos (aspecto en el que se podrían estirar un poco), pero lo que Orange me cobraba por un móvil, Jazztel me lo cobra por los dos; así que, lo comido por lo servido.

—¿Qué pasó entonces con la primera llamada…

—Contactó conmigo desde Oviedo un tipo que debe tener el puesto asegurado en Orange y por tanto ningún miedo a que lo despidan. Me propuso mejorar el precio de la cuota mensual del ADSL o aquello que le propusiera y estuviera al alcance de sus atribuciones.

—Hasta ahí normal, ¿no?

Niquelado. Lo extraordinario sucedió cuando le dije que mejorando el precio no me beneficiaba en nada porque el motivo real del cambio era otro que él no podía siquiera igualar. Entonces pasó a la segunda fase y me preguntó cuál era la causa de que me quisiera marchar tras tanto tiempo con ellos. Le expuse los argumentos que ya te he comentado: engaño descarado en la contratación del ADSL por lo que a velocidad se refería, cortes muy frecuentes en el servicio, demasiado protocolo para hablar con el servicio técnico o con un responsable de atención al cliente, que en este último caso siempre es la operadora/operador que te coge la llamada y que no te pasa con nadie porque la responsabilidad recae sobre sus hombros, pero que pese a ello no es capaz de darte una solución aceptable al problema.

—También paso por eso a menudo.

—Entonces ya sabes de qué hablo. Y por supuesto, le dejé bien claro que por si todas esas razones no fueran suficientes, estaba el asunto de la velocidad; 200 MB simétricos, contra unos humildes 5 MB de descarga muy asimétrica en el mejor de los casos.

—¿Y no lo entendió?

—¡Me preguntó que para qué quería 200 MB!

—¡En serio!

—Como te lo cuento. Le dije que ignoraba qué coche conducía, pero que estaba convencido de que a igual precio, el también preferiría conducir un Ferrari. Su respuesta fue que lo que ya disfrutaba desde hacía varios días ‘no era un Ferrari, sino dos Ferrari’. Aduje entonces que veía que lo comprendía y le aseguré que yo no pensaba montar en burro después de haber montado a caballo, pero que si me podía ofrecer lo que había contratado con Jazztel, mejorando el precio, me quedaba en Orange. Como no se vio capaz, optó por la táctica comercial agresiva; me pegó una ‘bronca del quince’ y durante unos instantes ni siquiera me permitía hablar, obcecado como estaba por su perorata de comercial frustrado y poco profesional. Si no llega a colgar, le mando a freír espárragos… O un poco más lejos y a otro sitio peor perfumado.

—¡Vaya!

—Si me hubiera quedado alguna duda, el impresentable con atribuciones para tratar con los clientes, me hubiera convencido definitivamente para irme. Siempre que topo con un sujeto así, pienso en los miles de profesionales bien preparados que están en el paro y sin posibilidades de demostrar que lo harían infinitamente mejor que ese sujeto.

—¡Uff!

—Siempre que les llamas, te advierten de que la conversación está siendo grabada, y yo me pregunto a menudo si alguien escuchará la grabación… O las encuestas. Esa grabación en concreto, seguro que no la ha escuchado nadie, ni siquiera el responsable de Relaciones Públicas, que debe estar ahí para lisonjear a los responsables de las grandes firmas, que son los que les reportan buenos ingresos de una vez. Los particulares solo somos un grano en el culo, aunque nuestro dinero, sumado, seguro que les deja mayores beneficios.

—Y ahora viene cuando me cuentas lo de Twitter…

—Ahora viene, en efecto. Como te dije antes, la primera línea móvil tenía un coste de 30 euros + IVA y la segunda de 19 euros + IVA, Así que, exactamente, yo pagaba cada mes unos 49 euros + IVA solo por las dos líneas móviles: 59,29 euros. Como hice la portabilidad unos nueve días antes de que venciera el ciclo de facturación, el cargo del ADSL fue prorrateado y solo me cobraron el tiempo efectivo que disfruté de esa línea. Para mí, perfecto; creo que es lo justo, ya que he ‘disfrutado’ del ADSL nueve días menos.

—Y según parece, con la factura de los móviles no hicieron igual.

—Mi sorpresa fue mayúscula cuando recibí la factura de los dos móviles y comprobé que me cobraban 30 euros en vez de 19 por la segunda línea, según yo había contratado. Al sumarle el IVA, los 59,29 euros que pagaba cada mes por las dos líneas, se convirtieron en esta última factura en 72,60 euros. O sea, 11 euros + IVA de más.

—Supongo que llamarías al 1470…

—Y no sirvió para nada. En la media docena de veces que llamé, me dijeron siempre que al cancelar el contrato se cancelan las bonificaciones, por lo que la factura era correcta. Argumenté que el contrato grabado por Dª Mercedes, verificadora de una empresa que trabaja para Orange, se hizo por 19 euros, sin mencionar para nada que hubiera bonificación alguna, como demuestra la grabación que luego podrás escuchar. El asunto les resbala; es lo que hay y no se puede cambiar. Ya me han cobrado los 72,60 euros. ¡Ajo y Agua!

—Y el canal de Twitter no destaca precisamente por aportar soluciones a los conflictos.

—No saben apagar ni los incendios que más se ven.

—No tendrías permanencia…

—Firmé el contrato a finales de junio de 2013 y tenía entonces una permanencia de doce meses, así que como hice la portabilidad a finales de septiembre de 2014 y no había terminal asociado que prolongara es permanencia, no tengo obligación alguna por la que me puedan penalizar.

—Así que Orange se pasa el contrato por el forro…

—Es como yo lo interpreto. Les he reiterado lo que se puede escuchar en el contrato, pero siguen adelante hasta cobrar el exceso. Es lo que te decía antes: se graba todo pero nadie escucha nada, aunque si yo no pago, me incluyen en una lista de morosos. Te aseguro que pasará mucho tiempo antes de que yo me plantee siquiera volver a contratar con Orange, aunque para mi pequeña desgracia, Jazztel ha sido adquirida por ellos, con lo que sospecho que acabarán pervirtiéndolos también. Al tiempo.

—Pero en Twitter he leído algo más acerca de otro asunto…

—Bueno, ese es ya un tema verdaderamente kafkiano. Posiblemente a raíz de mis quejas (llevo seis días intentando seguir con la reclamación en el 1470, pero sin resultado) han debido de bloquear mi número para que no pueda pasar de la locución automática que responde siempre a mis llamadas y que acaba cortando diciéndome que no me entiende. Las realizo varias veces cada día y todas acaban igual: sin éxito.

—¡Qué me dices! Cuéntamelo.

—Haré algo más: te lo demostraré. El número desde el que llamo, es el número de la discordia: el mío (la segunda línea no la utilizo yo). Hace seis días, hice una llamada al 1470 y una locución automática me respondió: «Bienvenido a Orange. Lo sentimos, pero no podemos entenderle con claridad. Tal vez se encuentre en un entorno con mucho ruido. Por favor, inténtelo de nuevo más tarde.» Me repitieron el mensaje una vez más (por si no me había enterado la primera vez) y se cortó la comunicación. Insistí de nuevo por dos veces, pero obtuve el mismo resultado. A todo esto, debo decirte que todavía no había abierto la boca, así que no comprendía cómo podía no entenderme, si la locución no me había invitado a hablar todavía. Tras observar un momento el ambiente a mi alrededor y comprobar que el ruido no era mayor que el de un día cualquiera en mi casa, que era desde donde llamaba, pensé que a la locución se le había colado un intruso o fundido un circuito que la habían vuelto turulata, una de esas famosas ‘incidencias’ que siempre se inventan cuando tú tienes más urgencia por solventar un problema y que terminan por hacerte sospechar que te están dando largas. Si las incidencias son realmente ciertas, ya va siendo hora de que cambien los equipos; dinero no les faltará y ahora ya tienen 11 euros más, que son los que me han cobrado a mí.

—En esta cuestión, se les tendría que obligar a compensar a los clientes con un mes de factura gratis, cada vez que hubieran ‘incidencias’ que retardaran la respuesta requerida, igual que hace Renfe con sus pasajeros cuando llegan con retraso.

—¡Bravo! A ver si alguien toma nota. Decidí dejar pasar unas horas y volví a llamar 3 o 4 veces más, pero con el mismo ‘éxito’ y con la sensación cada vez mayor de que algo no iba bien; era como si una mosca me estuviera dando patadas detrás la oreja para que me percatase. En algún momento de ese día, se me ocurrió que podría llamar desde un número que Orange no tuviera ‘fichado’, un número prepago que tengo en el mismo terminal, y… ¡Premio! «Bienvenido a Orange. ¿Tu consulta es para el número desde el que estás llamando?». Para entonces, estaba en la calle, rodeado de coches, motos zumbando con sus trucados tubos de escape y chiquillos que salían alborotando del colegio. Entonces lo tuve claro.

—Así que tu sospecha está más que justificada.

—Para mí, blanco y en botella. En esta oportunidad en la que fui atendido, «reclamé mis 11 euros, la operadora me dijo que la factura estaba bien, le pedí que me pasara con un supervisor con rango superior al suyo, me dijo que no había nadie de mayor escala laboral que la suya, le pedí que entonces me resolviera ese problema, me dijo que la factura estaba bien,…» Y cuando la conversación adoptó visos de hacerse interminable y soporífera, «le planteé mi sospecha de que habían incluido mi número en una #ListaNegra que discriminaba llamadas desde determinados números, como el que había motivado esa llamada de queja por mi parte, me dijo que no tienen ninguna lista negra, le pedí que me explicara entonces por qué no podía llamarles desde mi número portado y sí desde otro del que no tenían constancia, me contestó que no lo sabía pero que no había ninguna lista negra, le pedí que me pasara con alguien que me pudiera responder a eso, me dijo que no había nadie, le pregunté si tampoco había ningún técnico, me dijo que sí, le pedí que me pasara con uno, me dijo que no podía hacerlo porque ya no era cliente de Orange, le dije que hasta que pagara la factura por la que reclamaba continuaba siendo cliente suyo, me dijo que no, estuve a punto de perder la compostura,…» Y finalmente le di las buenas tardes y colgué, llevándome un «cabreo del 37» y con la certeza, ya absoluta, de que en Orange hay un departamento técnico que se encarga de filtrar todas las llamadas que les resultan molestas.

—¿Probaste a llamar ocultando el número?

—Lo pensé pero llegué a la conclusión de que no serviría de nada si ellos pueden, como la Policía, Emergencias, etc., ver el número aunque lo ocultes. Por otro lado, no olvides que hablaba con una locución automática que acabaría por preguntarme el número para el que quería hacer la consulta, así que si habían activado algún filtro, este se pondría en marcha y cortaría la comunicación.

—¡Es verdad!

—Pero para contestar a tu pregunta, diré que también llamé con el número oculto y obtuve el mismo resultado (y la seguridad de que aunque ocultes el número, ellos lo ven): mucho ruido a mi alrededor. Acto seguido, llamé con el número prepago, también oculto, y el ruido ‘había desaparecido’, porque la locución estaba dispuesta a seguir adelante. Espera… Quitemos el volumen al equipo de sonido y dejemos todo en silencio; ahora te lo voy a demostrar.

Pasando a los hechos, dejamos la sala en que nos encontramos en complete silencio y marco el 1470 de Atención al Cliente de Orange, mediante el mismo número que porté a Jazztel hace pocos días. Activo el sistema manos libres para que tú también lo puedas escuchar.

«Bienvenido a Orange. Lo sentimos, pero no podemos entenderle con claridad. Tal vez se encuentre en un entorno con mucho ruido. Por favor, inténtelo de nuevo más tarde».

Dejo que la locución repita su mensaje una vez más y cuando la comunicación se corta automáticamente, anulo la SIM con ese número y activo la del número de prepago. Nuevamente marco el 1470 y pongo el manos libres.

«Bienvenido a Orange. ¿Tu consulta es para el número desde el que estás llamando?» —Contesto ¡Sí! y la locución responde «Por favor, explícame el motivo de tu llamada». —Corto la comunicación y te aviso de que voy a repetir el proceso de llamadas con las dos tarjetas, pero esta vez ocultando el número en ambas. Marco el 1470 con mi número ‘oficial’… Me rechazan la llamada. Lo hago ahora con la SIM de prepago… Ningún problema.

Dejo el móvil sobre la mesita, subo el volumen de la música y te miro fijamente esperando tu respuesta. Solo cuatro letras.

—¡Coño!

—Por cierto, ¿tú también tienes contrato con ellos, con Orange, no?

—El lunes inicio el proceso de portabilidad de fijo y móviles. En mi edificio también han desplegado ya la fibra óptica y este es un buen momento para decirle adiós al ADSL… Y a Orange. Aunque sea por solidaridad con mi mejor amigo. Mientras comemos me explicarás los detalles de tu contrato con Jazztel y te pediré que ‘me recomiendes’. ¿Dices que es más ventajoso?

—Para mí sí que lo es, y por supuesto no hay color entre la fibra y el ADSL.

—Si solo me lo hubieran contado, quizás no lo habría creído, pero tras escucharlo me he quedado ‘a cuadros’. ¡Qué barbaridad! Menuda desvergüenza.

—Te dije antes que tardaré mucho tiempo en considerar siquiera la posibilidad de volver con Orange, pero no hay cuidado: ellos mismos me están prohibiendo que llegue a contactar.

—Luego, durante la comida, les mostrarás al resto de nuestros amigos lo que me acabas de demostrar. Supongo que ellos lo contarán también a sus familiares y amistades, además de a sus compañeros de empresa y a sus contactos de Twitter y Facebook. Cuanta más gente sepa esto, mejor.

—Así lo haremos. ¿Nos vamos preparando para irnos?

—¡Desde luego! Esa historia me ha abierto el apetito.

—¿Cuál es el menú?

—¿Te gusta el churrasco?

—…Y la langosta… Y el bogavante….

—Pues en la enorme pecera del restaurante hay ejemplares de todos los tamaños coleteando para que los elijas. ¡Vamos!


¿Y tú a qué color te apuntas?

Hoy tendremos un gran debate. Mientras damos buena cuenta del churrasco o de la langosta (o del bogavante, que siempre es más entretenido), nos daremos el gran gustazo de contar todas las miserias que conozcamos de Orange, de las cuales por cierto hay bastantes en Internet. Es el precio que deberán pagar por esos 11 euros + IVA.
¡Que les aproveche!

Me estoy acordando ahora de aquellos versos de Ernesto Cardenal:

Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido:
[…]
Pero de nosotros dos, tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo.

La realidad, en fin, es que yo salgo ganando.

Con mi agradecimiento

* * *

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